Cuando se le pidió a Ruiz Montes la hechura de una imagen que acompañara a Nuestra Purísima Madre del Buen Camino, ofreció la de un “Varón de Dolores”.
El Varón de Dolores es una representación simbólica de los tormentos de la Pasión que Jesús ofrece por la salvación de los hombres. Una imagen que presenta a Jesús con todos los atributos de la pasión es una forma de catequesis para llevar al sentimiento de dolor, compasión, reconocimiento de que Jesús padece y muere para salvarnos.
Posteriormente se inicia un proceso de reflexión y consultas para decidir la advocación que identificaría a la imagen, con el deseo de que esa advocación hiciera referencia tanto al fundamento bíblico como al carisma de la M. Cándida y de las Hijas de Jesús. Y finalmente se opta por la advocación “Nuestro Señor Jesucristo, Salvador de los hombres”.
- El fundamento bíblico del Varón de dolores lo encontramos en uno de los “Cantos del Siervo” del profeta Isaías (Is. 52,13-53,12) el Siervo (imagen profética de Jesús, como queda expresado en Hech. 8, 27b-35) con su dolor (pasión y muerte) redime al pueblo.
- La clave para el vínculo carismático lo encontramos en el JHS que es el signo que siempre han llevado las Hijas de Jesús, que las identifica, como también lo hace hoy a la Fundación educativa Jesuitinas, La advocación por tanto es bimembre, es decir está constituida por dos partes.
Nuestro Señor Jesucristo
Esta primera parte de la advocación -Nuestro Señor Jesucristo-, además de ser la invocación a Jesucristo más frecuente en la liturgia universal de la Iglesia, es la “conclusión” final del himno cristológico de la carta de San Pablo a los Filipenses (Fil.2, 5-11), un texto que en algunos aspectos es eco del Canto del Siervo, del Varón de dolores. Pablo, después de presentarnos el descenso de Jesús y la obediencia a la voluntad del Padre, -“se hizo obediente hasta la muerte, una muerte en cruz”- afirma que por eso «Dios le concedió un título superior a todo título, para que ante el nombre de Jesús toda rodilla se doble […] y toda lengua confiese para gloria de Dios Padre: ‘Jesucristo es Señor'».
Salvador de los hombres
Esta segunda parte hace referencia tanto al fundamento bíblico, pues leemos en Is. “Sobre él descargó el castigo que nos sana y con sus cicatrices nos hemos sanado”, como a la raíz carismática de la M. Cándida y de las Hijas de Jesús ya que, aunque finalmente se decidió que la primera parte de la advocación no fuera ‘Jesús’ sino ‘Nuestro Señor Jesucristo’ en el JHS, que recoge las primeras letras griegas del nombre de Jesús y que lo es también anagrama de la expresión latina “Iesus hominum salvator”, queda claramente reconocido el Señor como ‘Salvador de los hombres”.